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EL DEPOSITO DE LA RENFE
Aunque en los últimos años, para desgracia de todos, Aranda se ha visto desconectada del ferrocarril, durante la mayor parte del siglo XX este medio de transporte y nuestra población formaron un binomio inseparable. Hasta tal punto fue así que Aranda de Duero se convirtió en asiento de uno de los casi cincuenta Depósitos de Locomotoras que la compañía Renfe tenía desplegados a lo largo y ancho del país. El Depósito ferroviario de Aranda se encontraba en la Estación Chelva, cerca de las instalaciones fabriles de la Compañía Industrial Azucarera -otro coloso extinguido-. El Depósito estaba destinado tanto al almacenamiento como al mantenimiento de las locomotoras. Para introducir las máquinas en los talleres, poseía una imponente plataforma metálica giratoria a la entrada de éstos. Contaba además con un vagón-taller con el que los operarios se desplazaban
para reparar las máquinas que se hallaban alejadas. En la imagen que contemplamos en portada, tomada hacia 1960, puede verse un acto de la Hermandad de Ferroviarios de Aranda
de Duero celebrado en las instalaciones del referido Depósito de la Renfe. Entre los retratados puede distinguirse a Víctor Andrés, Andrés Ruiz, Asterio Rojo, Fortunato Martínez y Antonio Marchante. Cabe mencionar la represión que sufrieron los ferroviarios arandinos tras el golpe de Estado de julio de 1936. Destacados en la lucha por la mejora de las condiciones sociales, los ferroviarios de Aranda de Duero fueron uno de los colectivos más perseguidos por los paramilitares fascistas conchabados con la rebelión militar, siendo
fusilados en masa en el verano de 1936. Tanto fue así que una de las fosas donde se arrojaban los cadáveres de los asesinados era conocida como “la fosa de los ferroviarios”. Estaba en las inmediaciones de Gumiel de Izán y fue exhumada en 2011 por un equipo de antropólogos forenses, quienes rescataron 59 cuerpos. El Depósito ferroviario de Aranda de Duero sería cerrado en la década de 1960.
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